KUNG FU

¿Qué es Kung Fu?

Hoy en día, el término Kung Fu es conocido principalmente por su conexión con las artes marciales.  Cuando se oye esta palabra, la mayoría de las personas piensa en luchadores con habilidades físicas y acrobáticas.

Esa concepción está asociada a un doble mal entendido:

1.    Es creer que Kung Fu es nada más que artes marciales
2.   Es considerar las artes marciales como una mera habilidad de luchar o matar.

De hecho, el Kung Fu es mucho más que artes marciales y las artes marciales son mucho más que habilidades de combate.

Entre el siglo III y el siglo IV, el término Kung Fu era originariamente empleado para describir el grado de excelencia del trabajo humano. Mas tarde, este término adquirió un conjunto de singnificados como: (1) tiempo y esfuerzo gastado en algo, (2) capacidad de alcanzar resultados pretendidos y (3) resultados de un esfuerzo y habilidad.

Posteriormente, este término pasó a ser usado para designar todas las artes de la vida que demandaban habilidades cultivadas y el desarrollo de pericias eficientes; sea en artes de cocinar, de hablar, de danzar o de lidiar con las ralaciones humanas.

 

Perspectiva de los neo-confucionistas sobre el término

Los neo-confucionistas, los taoístas y budistas, llamaban al término KF como “ el arte de vivir”; que requería corporalidad para desarrollarlo y capacidad de manifestarlo a través de habilidades con un alto grado de excelencia.

En estos contextos, el sabio consigue ver significados en lo que es común para todos nosotros y es capaz de absorber ese conocimiento e utilizarlo universalmente.  Así, el kung fu no es manifestado sólo en los grandes momentos, cuando nuestra atención estratégica es fácil de ser exigida. El Kung Fu es revelado, principalmente, en el dinamismo de las situaciones de la vida cotidiana, donde no existe una regla rígida y clara a seguir como: cuidar de un niño, respetar a los profesores, ayudar a los amigos o colaborar con colegas de trabajo.

La respuesta en estas situaciones es espontánea y se caracteriza por la capacidad de fluir en acciones que resulten ser las más apropiadas, como una forma de auto-expresión, resultante de las habilidades y sensibilidades que son interiorizadas por la práctica diligente y constante.  De ahí, la importancia de aquello que el Patriarca Moy Yat llamaba de Vida Kung Fu.  Que sería el proceso más adecuado para poder aprender Kung Fu.

¿Cómo Aprender Kung Fu? 

Aprender kung fu no es acumular conocimiento, sino de desarrollar habilidades que sean incorporadas de la manera más natural posible.  Este tipo de aprendizaje sólo puede ser comprendido y apreciado por medio de la propia experiencia.
La práctica reiterada se torna una fuente de placer, ya que a través de ella, el aprendiz adquiere gradualmente una consciencia más profunda de lo que es aprendido, obteniendo así los beneficios de su dedicación.

Es importante remarcar que el aprendizaje del Kung Fu no es sólo la mera adquisición de habilidades motoras, donde “saber como hacer” es lo que comúnmente es entendido como kung fu.  El aprendizaje del kung fu también abarca el proceso de transformación de una persona, en cuanto a desarrollo humano.

Cuando los discípulos preguntaban sobre la vida kung fu, el Patriarca Moy Yat dificilmente intentaba explicar con palabras de lo que se trataba.  El prefería relatar su experiencia con el Patriarca Ip Man y como su mentor respondía sobre diferentes circunstancias.

El Patriarca Moy Yat daba orientaciones sobre el Sistema Ving Tsun de acuerdo con las condiciones particulares de cada discípulo y, les dejaba saber el área específica en la que deberían invertir su esfuerzo.
En verdad, las enseñanzas del Patriarca Moy Yat raramente se constituían de instrucciones verbales;  ya que el desarrollo humano no es una cuestión de comprensión intelectual, y él pensaba que, si usara la descripción verbal estaría confundiendo más a sus alumnos.

Transmitir a través del silencio 

La relación maestro-discípulo en kung fu parte desde la perspectiva de que el verdadero conocimiento es mayor de lo que las palabras pueden transmitir, y esto exige mucho más de lo que el intelecto puede percibir, comprender y manifestar.
En este caso, la razón debe de ser auxiliada por la intuición, cultivada a través de la ampliación de la consciencia de lo que uno aprende y esta ampliación de la consciencia se produce a través de la práctica diligente por parte del alumno.

El maestro debe ser capaz de ver las cosas que todavía no son percibidas para el cultivo del discípulo.  Pero, lo que el maestro percibe no lo puede transmitir al discípulo sólo a través de las palabras.  Por este motivo, los aprendices son enseñados de maneras completamente diferentes.  No con énfasis en la presentación verbal y el convencimiento racional, sino a través de la orientación más individualizada y los ejemplos vivos del maestro. Los discípulos deben seguirlos y practicarlos en conformidad.  Por eso, es dicho que el mejor lenguaje en el contexto del aprendizaje es el silencio.

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